El
caso Millet y el expolio del Palau inspiran al novelista David Cirici
El autor
de 'I el món gira' ha querido retratar "la miseria humana del
personaje"
Libros
| 08/12/2011Barcelona.(EFE/Jose
Oliva).- El Caso
Millet y el expolio
del Palau de la
Música han
inspirado al novelista David Cirici en su última novela, I
el món gira (Y
el mundo gira), en la que Ricard Moja, un burgués cual Fèlix
Millet, preside una fundación de arte contemporáneo de la que
desvía dinero.
Cirici ha
dicho en una entrevista a Efe que inicialmente tenía la idea de
escribir la novela sobre la historia de una joven que en 1973 se va a
India y desaparece y 35 años después su padre inicia su búsqueda,
pero "de repente, en junio de aquel año se produjo el registro
del Palau de la Música y pensé que el expolio enlazaba bien con mi
historia".
Finalmente,
Ricard Moja se convirtió en hermano de la desaparecida en la India,
a la que su padre quiere buscar en un último intento de salvarla a
la vista de que "le ha salido un hijo desgraciado".
Confiesa
Cirici, casi rozando el síndrome
de Estocolmo, que
se entusiasmó tanto con el personaje con toda la información que
iba saliendo en los periódicos que al final "se convirtió en
un personaje muy entrañable para mí".
Con este libro, Cirici quería demostrar que "la novela realista tiene muchas posibilidades y puede ser además muy divertida" y, salvando las distancias, se siente en la senda del realismo cotidiano de Philip Roth, Jonathan Franzen y Tom Wolfe, pues la historia que narra no es más que una "hoguera de las vanidades".
Con este libro, Cirici quería demostrar que "la novela realista tiene muchas posibilidades y puede ser además muy divertida" y, salvando las distancias, se siente en la senda del realismo cotidiano de Philip Roth, Jonathan Franzen y Tom Wolfe, pues la historia que narra no es más que una "hoguera de las vanidades".
Advierte
el autor que "no se trata de una novela sobre el Caso Millet,
sino una aproximación humana".
Le preocupa más "la miseria humana del personaje": cómo vivían su mujer y sus amigos el proceso, cómo gestionaba su libertad, cómo enterraba el dinero en un tupper, o cómo iba a La Caixa a sacar dinero con una bolsa del (supermercado) Caprabo".
Le preocupa más "la miseria humana del personaje": cómo vivían su mujer y sus amigos el proceso, cómo gestionaba su libertad, cómo enterraba el dinero en un tupper, o cómo iba a La Caixa a sacar dinero con una bolsa del (supermercado) Caprabo".
Cirici sitúa
la historia de la estafa en el mundo del arte, un mundo que conoce
muy bien y que le permite "hacer una reflexión sobre este mundo
en que vivimos, en el que la imagen es tan importante y en el que las
formas son más importantes que los contenidos".
Aprovecha la
trama para lanzar sus dardos envenenados hacia cierto "papanatismo
que domina el mundo del arte contemporáneo" a través del
personaje del artista Res Benito, que prepara un gran mural sobre el
orgasmo, que según él, es el origen del canto, que se instalará en
el Liceo.
El estudio de
Res Benito es, admite Cirici, "descaradamente" el de
Mariscal, Palo Alto, y "muchos aspectos plásticos tienen que
ver con Barceló, pero también hay mucho del artista conceptual
Jordi Benito", y el texto que presenta al Ayuntamiento de
Barcelona está inspirado en el discurso que hizo Perejaume cuando se
inauguraron sus pinturas en el techo del Liceo.
Aún hay más
paralelismos en la novela con el Caso Millet, apunta Cirici: "la
transformación de Millet en Moja es un calco de lo que salió en la
prensa, desde la misma declaración de culpabilidad, hasta los
cotilleos que lo rodearon".
De vueltas con el síndrome sueco, Cirici dice: "en el fondo he acabado apreciándolo, porque querer tener más dinero es humano y no me resulta tan repugnante que robara como su colaboración con el poder o la connivencia que hizo el poder dejándole hacer, y el papel de los jueces".
De vueltas con el síndrome sueco, Cirici dice: "en el fondo he acabado apreciándolo, porque querer tener más dinero es humano y no me resulta tan repugnante que robara como su colaboración con el poder o la connivencia que hizo el poder dejándole hacer, y el papel de los jueces".
En esta
novela, "un retrato más humano que no policíaco o técnico
sobre la estafa", tiene también importancia la búsqueda de la
hermana, "totalmente de ficción", aclara, para la que se
inspira en un caso real de una amiga suya, hija de una familia de la
burguesía catalana de toda la vida.
Define Cirici
su obra, publicada por Columna, como "una novela de realismo
sociológico, un retrato de un momento de crisis con una mirada
irónica".
A su juicio,
el Caso Millet pone al descubierto "la falta de moral, de ética"
de muchas personas que no afloran y por eso, cree, "muchos que
no son Millet se verán retratados".
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